XVI. 16 años - Texto no.7
29/junio/1997
¿QUÉ VIDA?
Un horario estructurado, fijado en la pared. Un despertador que suena y activa nuestro programa: correr todo el día al servicio de la Diosa Rutina. ¿Para qué? Para educarse o trabajar. ¿Para...? Para ganarse "la vida". ¿Qué vida? ¿Es que acaso estamos vivos? Y, si no es indiscreción, ¿para qué estamos vivos?
Son preguntas que, en silencio, se elevan por todos lados y suben al cielo -esa cosa que nos detenemos a ver muy rara vez, que resplandece sobre edificios. Y el velo que cubre los ojos internos se resiste a caer. Mientras tanto, el cielo juega a cambiarse de vestidos. El sol nos baña de calor. El universo nos ofrece su energía. Pero en los depósitos de basura hay cada vez más sonrisas abandonadas. En los rostros hay miradas sin brillo. No nos damos cuenta del amor que somos capaces de dar, de la felicidad que podemos sentir, de lo plenos que podemos estar. En vez de trabajar para poder vivir, subsistimos para trabajar. Y nos perdemos de la magia. La de cada nuevo amanecer, un redescubrir del mundo. La magia que disfrutan los niños al jugar, saltar, en la tierra, en el lodo, en el agua, ¡donde sea! Ellos suelen saberlo: ¿qué importa que su ropa se ensucie? De eso sólo se preocupa mamá.
El olor a tierra húmeda después de la lluvia, el abrazo de un amigo, una estrella fugaz, el frío de la noche, estar enamorado, un sueño agradable, lo impredecible de un beso, estar ridículamente alegres y que nos miren como bichos raros, cantar a todo volumen, bailar, reír... eso es magia. Eso es vida.
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